miércoles, 23 de abril de 2014

Bienvenidos a mi blog

Hola a todos.
Primero, y antes de nada, me gustaría presentarme.
Mi nombre es Francisco José Lozano Ortega. Actualmente tengo 27 años, y aunque siempre he tenido problemas de visión, no perdí del todo la vista hasta que cumplí los 17.
Siempre he sido una persona muy activa, y he pasado la mayor parte de mi vida practicando algún deporte. Gran parte de mi adolescencia la pasé compitiendo en atletismo…
Pero no creo que ahora mismo os interese demasiado esa parte de mi vida. No, creo que lo interesante en estos momentos, es lo que hice cuando me retiré de las pistas y las cambié por el tatami.

Hay muchos tipos de artes marciales. Tantos, que quizá no sepamos nombrar ni la mitad. Pero si nos paramos a pensar en artes marciales que puedan practicarse siendo ciego, el número desciende alarmantemente.
En realidad, si le preguntásemos a cualquiera, como mucho nos podría nombrar el judo. Pero como ya sabéis, tampoco estamos aquí para hablar de eso.
Del arte marcial que quiero hablaros, es del karate.
En realidad, sí que hay ciegos que practiquen karate alrededor del mundo, o eso tengo entendido. Pero por lo que sé, de momento en España soy el único.
Si alguien conoce algún otro caso, me encantaría saberlo y comparar experiencias, pero hasta entonces, he pensado que sería una buena idea escribir mi propio blog con mi experiencia con este arte marcial.
Antes de entrar más en materia, creo interesante saber un poco más sobre el tema, por que realmente, ¿quien sabría decir con exactitud que es el karate? ¿quien lo inventó? ¿de donde proviene? ¿en que consiste?
Son preguntas que muchas veces, ni si quiera nos hacemos. Y antes de comenzar a contaros mi historia y mis experiencias, me gustaría repasar un poco su historia, a modo de introducción.

Karate significa literalmente “mano vacía”.
Este estilo de defensa surgió en Okinawa, debido a que cuando Japón invadió la isla, se prohibió a los habitantes la posesión de armas, así que éstos tuvieron que aprender a defenderse sin ellas, tan solo con sus manos desnudas.
La historia del estilo de karate Shotokan, que es el que yo practico, comienza con un hombre llamado Gichin Funakoshi.
Hasta el año 1891, el karate se practicaba de forma clandestina en Okinawa. En ese año, y después de 400 años de prohibición, finalmente se permitió la enseñanza del karate, y el maestro Funakosshi comenzó a enseñar a sus alumnos de forma oficial.
Pero esto no fue más que el principio. Diez años después de esto, y gracias a una demostración del maestro Funakoshi y de otros karatekas, se decidió que el karate formase parte de la enseñanza escolar en algunas partes de Okinawa.
Esto provocó que el interés por el karate aumentara, y los maestros mas activos de la disciplina viajaron por toda la isla, haciendo exhibiciones y demostraciones para miles de personas. La fama del karate creció hasta alcanzar las islas de Japón, y en 1917, se invitó al maestro Funakoshi para que hiciese una exhibición en Kyoto. Lamentablemente, no obtuvo el éxito esperado, y Funakoshi volvió a Okinawa.
Mas tarde, en 1921, se realizó una exhibición para el príncipe heredero Hirohito. El príncipe quedó muy impresionado y habló mucho sobre aquella exhibición.
Poco después, el maestro Funakoshi volvió a ser invitado para una nueva exhibición en Japón, en esta ocasión en Tokyo, y aquella vez si que fue todo un éxito, y se le pidió al maestro que se quedara unas semanas más, para hacer varias exhibiciones.

El karate ha sufrido algunos altibajos desde entonces, han surgido muchos estilos diferentes, e incluso el estilo Shotokan a penas tiene que ver con el estilo que se practicaba en Okinawa. Muchos maestros han ido cambiando, modificando y perfeccionando este arte marcial hasta convertirlo en lo que es hoy día, con todas sus variantes y estilos.

Después de este pequeño pedacito de historia que espero que al menos os haya llamado la atención, os invito a que me acompañéis en mis futuras publicaciones de este blog, donde intentaré explicar lo mejor posible mi experiencia con el karate, tanto para dar un poco más a conocer este arte marcial, como para demostrar a todo el mundo que si se quiere, no existen barreras para aprender… ni si quiera las barreras de la discapacidad.

Muchas gracias a todos por seguirme en esta pequeña aventura.

¡ossss!

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